A veces los años no terminan cómo esperábamos, algunos con problemas de salud, de trabajo, de dinero o de relaciones de pareja, en esos momentos cuando todos gozan de un espacio de diversión, tenemos que poder entender que el fin de un año y el principio de otro, no es más que el fin de un día y el principio de otro y que cualquier día será año nuevo cuando las cosas mejoren.
Lo que no podemos perder es la esperanza de que las cosas cambien y que mientras la tempestad arrecie, debemos mantener la calma, seguros de que el sol saldrá de nuevo mañana y con él la oportunidad de recuperar lo perdido, de rehacer lo destruido, de relanzar lo fallido y de reiniciar el camino.
Empecemos a valorar y cuidar lo que tenemos, olvidemos los cuentos de hadas y evitemos envidiar lo que no tenemos. Si ocupo poco, fácilmente tengo todo lo que ocupo, aprendamos a vivir con humildad, a disfrutar de cada cosa sin medir su costo o su tamaño. Aprendamos a ser felices con lo que tenemos mientras perseguimos lo que queremos. Que el pasado sólo sirva como motor para crear un futuro mejor y que el presente sea siempre un tiempo del que aprovechemos lo bueno y descartemos lo malo.
No dudes en reconocer lo que amas y en entregarte a ello, no dudes en asumir el riesgo de buscar tu felicidad, no dudes en decir “lo siento”, ni “te amo”, que más daño causa lo que no se dice y lo que no se hace. Plantéate la meta de mejorar tu situación y para ello lo primero es no quedarse atorado en el pasado, no guardar rencor ni resentimiento, perdonar o perdonarte y continuar.
Recuerda siempre que en la vida no hay marcador perfecto, que el éxito de la misma es un balance correcto entre lo queremos que nos suceda y lo que realmente nos sucede, a veces la vida de sacrificios es más agradable que la de amarguras, sobretodo cuando aún tenemos esperanza, porque la esperanza es la vida misma defendiéndose.
Debes saber reconocer cuando has ganado, a veces estás tan acostumbrado aluchar, a ir contra la corriente, a tener las apuestas en contra, que cuando ganas no te das cuenta y quieres seguir luchando y echas a perder tu triunfo.
Nunca bajes el ánimo ante cualquier cosa que te pueda traer la vida, ten presente que las cosas suceden por algún motivo, no pierdas la Fe, que los mejores comienzos provienen generalmente de los peores finales y aunque no puedas borrar el pasado, si puedes escribir un mejor futuro.
Afortunado es el que con su esfuerzo y Fe ha salido de la enfermedad, el que con persistencia y perseverancia ha superado un mal momento, el que nunca se rindió, afortunado es el que se encuentra enamorado, afortunado es el que sabe que siempre hay una oportunidad detrás de cada dificultad, el que sabe que siempre hay algo más que hacer cuando crees que lo has hecho todo.
Grabad esto en tu mente, “tengo salud, tengo trabajo, tengo un techo que me resguarde, tengo alguien que me ama, entonces estoy sobrado y debo estaragradecido”. Grabad esto en tu corazón cada día debe ser el mejor día del año sin importar si es el primero o el último y no olvides que el mal que padeces hoy, será sólo un recuerdo mañana.
¡Qué el año próximo sea mejor para todos!