Vamos a la escuela
a aprender matemáticas, idiomas y ciencias. Pero cuándo fue la última vez que invertiste en saber más
de ti mismo?, sabes Cómo
interactúas con el resto del mundo?, a Qué le temes?, Qué cosas te motivan? Qué emociones te dominan?, Cómo superas los obstáculos?.
Mucho de lo que hacemos
día a día es en automático o por instinto, tomamos miles de decisiones sin pensar en otras alternativas o en sus posibles
consecuencias, no tenemos claro si pudimos hacerlo
mejor?
Aprender cosas nuevas ya no es una opción, es
una obligación para mantenernos competitivos y poder sacar
adelante nuestras familias. Pero no se trata sólo de aprender competencias, idiomas,
técnicas o formas
de hacer cosas
repetitivas. Hoy debemos
invertir en el crecimiento de nuestras habilidades para la vida,
las que nos harán sobresalir en cualquier grupo
al que pertenezcamos, las que nos
van a permitir sobrevivir exitosamente los eventos diarios y las pruebas
de la vida, las que nos van
a hacer crecer,
controlar mejor nuestras respuestas y salir fortalecidos ante cada evento
que nos afecte.
Para ello es fundamental invertir tiempo en nuestro autoconocimiento profundo, en cuáles son nuestros rasgos de personalidad dominantes? y cómo estos
se asentaron en nosotros
durante nuestra niñez
y de acuerdo al hogar
en el que crecimos?. De igual forma
requerimos saber si somos empáticos, amables, solidarios, respetuosos y responsables.
Debemos invertir en desarrollar nuestra
inteligencia emocional, tanto
como nuestra inteligencia cognitiva, que es aquella
que nos permite
descubrir y entender
nuestras emociones dominantes y las de los demás
y elaborar una respuesta adecuada
a cada una de
ellas, manejarlas y crear buenas
relaciones a partir
de una acertada
gestión del universo emocional. El que tenga altos índices de Inteligencia Emocional tendrá muchas posibilidades de sobresalir en cualquier grupo
humano y mantener un ambiente de relaciones positivas.
De igual manera aprender
a comunicarnos de manera asertiva
y clara en cualquier contexto nos ayudará a evitar conflictos y situaciones incómodas que se presentan en la vida cotidiana. Sintonizar el tono adecuado
para cada respuesta sin importar si esta es formal,
casual o de vida o muerte, será
siempre una herramienta exitosa para la gestión positiva de relaciones.
Aprendamos a pensar antes
de actuar o responder, desarrollemos el pensamiento crítico
a través del
cual podemos evaluar
distintas alternativas con objetividad, basados
en la experiencia y el conocimiento y no en juicios de valor a priori o de terceros. También seamos
creativos para proponer ideas novedosas y presentar respuestas innovadoras a desafíos vitales. Siempre hay una forma diferente de atacar un problema o de resolver
una situación, estas
formas novedosas son generadoras de oportunidades únicas. Preguntémonos
siempre, Qué vamos a hacer
diferente?, Cómo vamos
a dejar nuestra
marca?
Todas estas habilidades nos permiten definir
mejor nuestros objetivos, seleccionar aquellas batallas que
vale la pena
pelear y desechar las que no,
así como reconocer mejor las causas del estrés generado por las actividades diarias
y el control adecuado del mismo. Enfoquémonos en el presente
no permitamos que el pasado
nos genere culpa
ni zozobra, ni permitamos que el futuro
nos genere ansiedad, preocupación o incertidumbre.
Hoy más que nunca el aprendizaje es la mejor
herramienta para superar
la dinámica de cambios que enfrentamos constantemente, ya no basta
acumular conocimientos, debemos invertir en crecer como individuos, en pulirnos como persona, en ser mejores
seres humanos de lo que fuimos
ayer.
Sos tu mejor inversión, cultívate a diario,
ocúpate en saber más de tu ser y en descubrir tu mejor esencia, así tu futuro
experimentará más sentimientos y emociones positivas y estarás más
cerca del equilibrio entre los eres,
lo que tienes
y lo que aspiras, lo que te llevará
a la plenitud, la paz
interior y la armonía con el resto
del universo.