Vivimos
atados a mitos y frases cliché, aún cuando estamos en la era del cambio
constante, “yo soy así”, “o me quieren como soy o no es conmigo”, “las personas
no cambian”, “árbol torcido, torcido se queda”, entre múltiples otras. Sin
embargo, todo a nuestro alrededor ha cambiado, ya no tenemos familias
numerosas, vivimos más años que antes, nuestras posibilidades de viajar por el
mundo son mayores, todo es más rápido y agitado y tenemos menos tiempo para
buscar la paz del espíritu y para amar. Razón por la cuál debemos aprender a
amar mejor, a destinar tiempo para ser mejores personas en general y a ser
mejores compañeros para nuestra pareja.
En las
relaciones de pareja la cosa se ha puesto más pareja, ya no hay una parte
obligada a aceptar lo que la otra quiera hacer con sumisión y resignación,
hasta que la muerte los libere. Nos es que se ame menos, o que las relaciones
sean descartables, es que ambas partes deben comprender que vienen de orígenes
distintos, con culturas de hogares diferentes y que juntos deben encontrar el
punto medio que les permita convivir y compartir en el nivel más alto de
armonía que sus dos universos diferentes pueden alcanzar.
Cada pareja
es un mundo, en el que frecuentemente una parte conoce menos de la otra de lo
que cree, pasan los años y se hacen las mismas cosas, los mismos días, de la
misma forma, en el mismo lugar, no gestionamos el cambio, no crecemos, nos
estancamos.
Queremos
como aprendimos a querer, viendo modelos poco preparados y echando a perder,
ninguno estudió ni se graduó, de la escuela de amante perfecto y mucho menos
sacó maestría en ¿cómo hacer feliz a su
pareja?, que es el primer paso para alcanzar nuestra propia felicidad.
Un día de
esos en que me preguntaba ¿por qué es que mi pareja siempre está inconforme?, a
pesar de que la quiero con toda mi alma, empecé a pensar en que tal vez el
problema no era la cantidad de amor, sino que mi forma de demostrar amor no era
la forma en la que a ella le gustaría ser amada y me propuse entender mejor
¿qué es lo que ella valora más?, ¿cómo le gusta ser tratada, respetada,
consentida y hasta confrontada?.
Este
conocimiento más profundo de lo que mueve sus emociones, de sus momentos, de lo
que espera de su pareja y lo que odia, me permitió definir unos pocos cambios
que generaron una revolución en nuestra vida, mejoró la comunicación, mejoró su
respuesta a mis iniciativas, mejoró nuestra relación. Entendí ¿cómo es que a
ella le gusta ser querida?, y me concentré en ser y actuar más acorde a sus
deseos y necesidades y a estar menos anclado en las mías.
Cuando
entendemos que ambos podemos ceder un poco en la dirección que nos acerca a la
otra parte y tomamos la decisión de ser algo más como nuestra pareja quiere que
seamos, nos sincronizamos mejor y compartimos más cosas con mucha más
satisfacción. No se trata de ceder tu esencia, porque en ella está lo que le
atrajo de ti, pero nunca olvidemos que aún las mejores esencias se presentan en
empaques atractivos, bien cuidados y con las instrucciones claras.
Si nos
proponemos dar alegría y cariño aún cuando no estemos en nuestro mejor día, sin
duda lo lograremos. Liberemos agendas, busquemos paz, valoremos el amor que
recibimos y seamos recíprocos, prestemos atención, esta es la caricia más
hermosa. Pequeños cambios hacen grandes milagros, todo es voluntad. No dejemos
que se nos pase la vida sin que tu pareja sepa cuanto la amas y que puede
contar contigo siempre, la vida es un soplo, nada es eterno, ni lo que amas, ni
lo que te hiere. No te sientas mal por evolucionar, ganarás más de lo que has
pensado.
En el fondo
sigues siendo tu, sólo ampliaste tus horizontes y aprendiste a amar mejor, a
que hay que cuidar lo que amas porque los recuerdos no se pueden abrazar.
A mi si
alguien me dijera “te quiero tal y como eres” desconfiaría de su cordura, amo a
alguien que vio en mi lo que yo podía llegar a ser, me acompañó en el viaje de
la transformación y se transformó conmigo en lo que somos hoy, dos almas más
compatibles, más cercanas, en constante evolución, dos almas más sencillas que
decidieron hacer grande una relación.
El tiempo
que inviertas estudiando a tu pareja, en todos los aspectos, desde todos los
ángulos, es el tiempo mejor invertido de tu vida. Hecho esto debes tomar
decisiones e implementar los cambios necesarios para estar más cerca del ser
que ella vio en ti el día que se enamoró. Cada uno recibe lo que da, dar es
primero, es así de simple. Hasta que llegas a un estado en el que no pides nada
y te dan todo.
El amor
aunque no sea eterno, merece ser memorable el tiempo que le toca, no pierdan
tiempo quiéranse, quiéranse de la mejor manera.