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Marco Urbina Reglas para una buena relación familiar
Miércoles 15 Febrero 2017 Marco Urbina
A partir del gran éxito en ventas de mi libro “El éxito está en las raíces” he tenido la maravillosa oportunidad de participar como orador invitado en diversos eventos que incluyen fundaciones, empresas privadas, librerías, cuerpos docentes y grupos de padres de familia de colegios. 

Como siempre conversamos sobre la importancia de los buenos hábitos de vida en el desempeño personal y laboral, sin embargo, hay un tema que ha salido recurrentemente en la discusión final “Las reglas de dirección de un hogar”, como no soy un experto en la materia, sino un empírico más, posiblemente con más desaciertos que logros en el tema, licenciado en la Universidad de la Vida como la mayoría de los padres de familia en esta materia, me he dedicado a leer sobre el tema.

Como muchas otras cosas que Dios nos pone en el camino, de pura “chiripa” cayó en mis manos en una emergencia literaria y para semana santa, una novela de Carlos Cuauhtemoc Sánchez llamada “Un grito desesperado”, de la que he extraído un resumen de conceptos que me han dejado una gran enseñanza y un dulce sabor de boca que hoy me atrevo a compartir.

La familia es la base de la sociedad porque todo hombre y mujer que la conforman se hicieron en una familia, si la familia se corrompe, la sociedad se corrompe. La procedencia de un hombre malo es frecuentemente una mala familia. La maldad, el alcoholismo, la drogadicción y la prostitución que ensombrecen a la humanidad no son sino frutos de las semillas que se siembran en los hogares.

El que no lucha por su familia es alguien que no importa por qué luche, no merece tener el lugar que Dios le ha dado en esta tierra.

El arte de las artes es el matrimonio, porque es la única disciplina que exige la perfecta coordinación de dos virtuosos en la destreza de dar y perdonar. Nunca dejes que una discusión pequeña se haga grande, escucha a la otra parte, no defiendas puntos a ultranza o contraataques innecesariamente, no discutan sin control, que tus hijos no los vean discutir. El verdadero amor es entregarse al cien por ciento, sin esperar nada a cambio, regocijándose por ser correspondido, pero sin estar sopesando esa correspondencia a cada minuto.

No somos príncipes azules, ni nuestras parejas princesas encantadas, somos seres humanos llenos de defectos y debemos aceptar a nuestras parejas tal como son sin exigirles nada más.

Parte del éxito de una familia está en el deseo de superación constante de  padre y madre para ser cada día un mejor ejemplo, el autor menciona tres pasos para la superación plena

1. Doblega tu orgullo
No creas que lo sabes todo, no seas como los necios que se creen superiores, sé humilde y dispuesto a aprender algo bueno cada día.

2. Medita en soledad
Una vez que aprendas algo y te propongas aplicarlo a tu vida, debes dar el segundo paso, que es luchar en soledad para interpretar a tu modo los conceptos, en soledad debemos hacer que los conceptos nos penetren, sólo así  los convertirás en tu verdad.

3. Da testimonio de tus conclusiones
Para que las verdades del amor transformen a una persona debe cerrarse el círculo de compartirlas. 

El camino a la superación plena está a tu alcance, sólo debes seguir tres pasos: humildad de corazón, meditación en soledad y testimonio de tus conclusiones.

El padre debe estar siempre atento a las señales de alerta que marcan el camino hacia el fracaso y la perdición de un joven, normalmente detectadas en la relación con sus padres

1.Se cree incomprendido por ellos
2.No quiere perdonarlos
3.Siente tristeza, rencor y amargura
4.Se aleja de ellos, les habla poco
5.Se vuelve ingrato, los critica y ataca. No les agradece nada
6.Se vuelve terco. Justifica sus malos actos y no escucha consejos
7.Defiende la libertad sexual
8.Busca amigos incomprendidos por sus padres para sentirse apoyado
9.Piensa en darles una lección y con esto se vuelve vulnerable al vicio, el sexo o el suicidio
10.Daña su capacidad de amar, se vuelve incapaz de construir relaciones afectivas de calidad

Finalmente la novela nos lleva a descubrir las CINCO LEYES PARA DIRIGIR UN HOGAR

LEY DE LA EJEMPLARIDAD

Los hijos cargarán en el subconsciente por muchos años los patrones de conducta que observaron en sus padres.

Los actos valen mil veces más que las palabras, los hijos observan mucho más de lo que escuchan, de lo que les digan el 10% quedará, de lo que observan el 90% los acompañará siempre.

El gran reto de la paternidad estriba entonces en como  darles el mejor ejemplo posible a los hijos y para esto la única formula infalible es la superación personal de los padres, antes de pretender ser mejores padres debemos luchar por ser mejores personas.

Para que una conducta se nos grabe en el subconsciente debemos repetirla incansablemente hasta que se convierta en parte de nosotros y debemos meditar y reflexionar constantemente sobre ella.

LEY DEL AMOR INCONDICIONAL

La única energía que fortalece verdaderamente el hogar y a cada uno de sus miembros es el amor sin condiciones y esta fuerza emana del amor conyugal.

Lo esencial en la familia son los cónyuges, no los hijos, si los hijos presencian el amor de sus padres se sentirán protegidos y aprenderán a amar.

A la larga a los chicos les hace más bien ver a sus padres abrazarse a que los abracen a ellos.

La mujer inteligente siempre se sale con la suya usando el único método efectivo en los hombres: la seducción, el amor y las caricias.

Los muchachos deben saber que desaprobamos sus faltas, pero que los queremos a pesar de sus tropiezos, luego de corregirlos debemos pronto hacerles saber cuanto los queremos.


LEY DE LA DISCIPLINA

Las normas de disciplina delimitan la única área confiable sobre la que puede edificarse la torre del éxito familiar y personal, los cuatro vértices de esta torre son:  respeto, unión, prosperidad y autonomía.

Sólo las prohibiciones que los hijos se hagan a si mismos con base en lo que están convencidos serán eficaces así que antes de darles órdenes, convénzalos.

El respeto es una línea imaginaria, un límite que nunca debe propasarse y se delimita por las reglas del hogar.

La unión es lo que hace fuertes a las familias, estar unidos es compartir los momentos importantes y los insignificantes con igual intensidad.

Debemos dedicar más tiempo de calidad a nuestros hijos con la misma facilidad que se lo dedicamos al trabajo, amigos y hobbies.

Los padres deben ser enérgicos y firmes en el cumplimiento de las reglas que persigan la prosperidad, en toda familia digna la ociosidad debe estar terminantemente prohibida. La prosperidad también significa seguridad y los padres deben definir las reglas de seguridad en la familia y los hijos no tienen que opinar al respecto.

La familia es como una empresa. En las empresas existen lineamientos y políticas establecidas por los directivos, estas políticas no se discuten, se cumplen. A los padres les ha tocado ser los directivos de esta empresa denominada FAMILIA.

Finalmente se puede definir autonomía como la libertad de pensamiento y conducta dentro de los límites de las otras reglas, si en sus familias existe esta clase de autonomía sus hijos jamás pensarán en huir de casa.

Deben escribirse reglas generales para la familia y reglas particulares para papá, mamá y cada hijo de la familia y deben modificarse o actualizarse cada año.

LEY DE COMUNICACIÓN PROFUNDA

Sólo ante la violación de los principios el padre tiene derecho a regañar, la represión sólo es lícita ante la desobediencia y nalguear a los hijos es una táctica que no está vedada del todo pero que no debe ser acompañada nunca de la ira y debe aplicarse sólo como recurso extremo y eventual.

Entonces normalmente se castigará con palabras firmes, demostrando enojo de forma inmediata. No importa cuantas veces se transgreda la misma regla, siempre deberá corregirse. El castigo impuesto deberá levantarse tan pronto el joven haya comprendido su error.

La dureza en la educación debe ir acompañada de una comunicación profunda y abundante de lo contrario los hijos acumularán rencor y deseos de venganza.

Tenemos tres niveles de comunicación: superficial, social y profunda, en la familia debe darse comunicación profunda. El parámetro para determinar la calidad de una familia está dado por el número y frecuencia de conversaciones serias  entre sus miembros.

LEY DE DESARROLLO ESPIRITUAL

En la familia debe llevarse bien una religión de amor.

Sólo manteniendo una estrecha y continua relación con Dios puede lograrse la paz interior.

La vida en comunión con el amor es el único bálsamo infalible que le da sentido  a los mayores abatimientos de la vida y los convierte en Paz. 

El objetivo de todos debe ser la paz interior individual que nos lleve a una sana comunión familiar, ejemplo para la comunidad.

Después de leer esta novela he podido añadir a mis conferencias sobre como la implementación de buenos hábitos de vida no solo produce buenas personas, sino también buenos profesionales, un grupo muy acertado de reglas para la buena convivencia familiar.

Dios los bendiga.

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