La cantidad
de conocimiento que se acumula a diario sobre el Coronavirus es abrumadora,
nunca en la historia de la humanidad ha habido tanta gente de ciencia
simultáneamente estudiando y compartiendo información sobre un mismo tema.
En el mes de
Marzo cuando Tomás Pueyo escribió su artículo “Coronavirus: The hammer and the
dance, en el que clamaba por medidas más duras e inmediatas al gobierno de los
Estados Unidos para aplanar la curva de contagio, el mundo tenía más preguntas
que respuestas sobre este virus.
Tomas es un
joven ingeniero de 38 años, nacido en Francia, criado en España, graduado de
Maestría en Stanford y vicepresidente de la plataforma de educación en línea “Course
Hero” que se ha vuelto viral por su serie de artículos publicados entre Marzo y
Junio sobre una estrategia para ganar tiempo mientras se inventa la vacuna o el
tratamiento masivo contra la enfermedad causada por el SARS-CoV-2.
Dedicado a
tiempo completo durante estos meses a la investigación, Pueyo logró reunir un
conjunto de expertos epidemiólogos alrededor del mundo que han compartido sus
estudios para que él pueda plantear modelos sobre el comportamiento futuro del
virus y promover su estrategia del “Martillo y la Danza”.
Para todos los que crean que la pandemia no existe
los invito a leer, en español, el artículo
completo en https://medium.com/tomas-pueyo/coronavirus-el-martillo-y-la-danza-32abc4dd4ebb ,
así no sólo verán la seriedad del análisis realizado antes de
publicar un artículo, sino también la cantidad
de gente que aporta data a los gráficos con los que se plantea la estrategia.
Cómo decimos en tiquicia “ no hay paquete” en lo que este joven plantea.
Quizás para
nuestro país el mayor problema con la implementación de esta estrategia está en
la traducción del nombre, aquí la llamamos “El Martillo y el Baile”. Habría
sido muy diferente si la hubiésemos llamado “El Martillo y la Danza” como
corresponde. Nosotros entendimos que a cambio de unos días de “Martillo”, que
representa la aplicación de medidas duras de confinamiento y distanciamiento social
por un periodo de tiempo, luego tendríamos “Baile” y por eso perdimos la
disciplina y el buen comportamiento acompañados de buenos resultados que
obtuvimos durante la primera ola de la pandemia y nos liberamos. No tiene
sentido común que haya denuncias por miles de fiestas cada fin de semana cuando
está en juego la vida de cientos de compatriotas y familiares.
La
diferencia entre Baile y Danza es sutil, pero muy significativa, el baile
representa diversión y entretenimiento mientras que la danza es disciplina y
entrenamiento. El baile suele ser libre y cada uno escoge su ritmo, la danza es
cultura y coreografía, conlleva un alto grado de organización que contrasta con
la espontaneidad que prevalece en el baile. Si a eso le sumamos que parece
haber un grupo grande de ciudadanos que no tiene aprecio por su vida, ni
respeto por la de los demás y ha convertido el baile en fiesta desbocada, es
lógico que estemos viviendo tiempos de descontrol de la cifra de contagios y de
la cantidad de muertos, en relación con lo que vimos en la primera ola
pandémica. Siempre estará más cerca el baile de la fiesta que de la danza.
Si se
hubiese anunciado como “Martillo y Danza” psicológicamente habría sido más
difícil confundirla con fiesta. También cometimos un segundo error de lenguaje
al hablar de una “cuarentena en nuestra burbuja social”, termino que
psicológicamente también está más asociado con la fiesta. Mucho más en serio se
habría tomado el término “cuarentena en su unidad familiar” como se ha llamado
en otros países. Tristemente he podido observar irresponsables, en las redes,
publicando fotografías en sus burbujas deportivas, laborales y condominales.
Pero nada de esto es excusa para no asumir con responsabilidad nuestro
comportamiento personal ante una pandemia como la que estamos viviendo.
La mayoría
de los países tomaron algunas de estas acciones: Declarar estado de emergencia,
suspender las clases presenciales, aislamiento de casos detectados y
seguimiento del nexo epidemiológico, cuarentena de unidad familiar,
desinfección constante de sistemas de transporte masivo, ampliación de camas de
cuidado intensivo, cuarentena de barrios de alto riesgo, restricción de viajes
internacionales, cierre de fronteras, asistencia económica a familias
afectadas, cierre de iglesias y bares, prohibición de actividades de
aglomeración masiva y cierre de locales comerciales no esenciales. El nuestro
no es la excepción y ha puesto en práctica la mayoría de ellas, excepto el
diagnóstico masivo y la implementación de APPs de seguimiento de interacciones.
La
estrategia de “El Martillo y la Danza” en realidad es una propuesta de
supresión drástica y agresiva, por unas semanas, de distintas actividades del
quehacer humano y el contacto social, para reducir efectivamente la tasa de
transmisión R a menos de 1. La tasa de transmisión es la cantidad de personas
que contagia una persona infectada. Se dice que al comienzo de una epidemia
esta tasa oscila entre 2 y 3, lo que significa que durante el tiempo que una
persona está infectada, transmite la enfermedad a otras 2 o 3 en promedio. Si
la tasa es superior a 1 las infecciones aumentan exponencialmente hasta llegar
a constituir una epidemia. Si la tasa es inferior a 1, la cantidad de casos van
desapareciendo. El objetivo del Martillo es reducir la R lo más posible. Se
calcula que al inicio de las restricciones en Wuhan la R era de 3,9 y después
del cierre y la cuarentena forzada, estilo chino, se redujo a 0,32. Una vez que
la supresión lleva la R a valores por debajo de 1 se pasa a la Danza, que es
mantener una balance entre la apertura económica y situación sanitaria,
buscando mantener la R siempre por debajo de 1 en el más largo plazo posible,
mientras se encuentra y distribuye la vacuna o el tratamiento definitivos.
Hace cuatro meses los políticos sabían del virus lo
mismo que la mayoría de nosotros: nada.
A partir de
reportes como este de Pueyo han tenido que tomar decisiones para que sus
sistemas de salud no colapsen y poder mantener la letalidad del virus en las
tasas más bajas posibles, sin que las economías se desplomen. Esto es un juego
de números en el que una buena supresión, seguida de la danza correcta entre lo
sanitario y lo económico permitirá a los países sobrellevar esta pandemia para
la que el mundo no estaba preparado.
Tan
complejo es el tema de la danza que Pueyo ha publicado ya dos artículos más
sobre como aprender a danzar. Recomiendo leerlos antes de salir a criticar sin
conocimiento lo que se está haciendo y convertir la danza en fiesta. Hagamos
responsablemente nuestro aporte en esta crisis.
La
estrategia del “Martillo y la Danza” es una estrategia de supresión agresiva
seguida de un balance adecuado entre lo sanitario y lo económico.