Te entrego estas líneas para que las conserves en tu corazón, tú que has llegado hoy a mi vida concebido de mi amor con tu madre, tu llegada nos llena de ilusión y te convierte en motor de nuestras vidas, cuenta con nuestra intención de darte lo mejor que esté a nuestro alcance, nuestro amor, educación y guía, pero sobre todo nuestros valores más trascendentales para que seas una persona justa, sana, leal, confiable y trabajadora.
Poco a poco te tocará ir descubriendo los secretos y realidades de tu tiempo en este mundo y siempre podrás contar con nosotros para escucharte y aconsejarte, de manera que tomes tus decisiones sereno, seguro y convencido. No claudiques nunca en pos de tus ideales, ni te des por vencido en busca de tus metas, pon todo tu empeño en alcanzar tus objetivos sin apartarte de tus principios. Ten presente que tu ruta a la felicidad estará siempre en hacer aquello que disfrutes y disfrutar de todo lo que hagas.
Hoy al tenerte pecho contra pecho por primera vez he pensado que me gustaría poder protegerte y cuidarte siempre, poder decidir con mi experiencia lo que es bueno y malo para ti, poder regalarte una computadora que solo te dé información buena y positiva, pero la verdad tarde o temprano la decisión entre el bien y el mal será toda tuya y yo solo podré esperar que los principios y valores que te enseñé te ayuden a tomar el camino correcto, tu camino.
Ama, ama cuando toque, y ama mucho, deja que sea Dios quien guíe tu selección de pareja y proteja tus relaciones. Confío en que en tu hogar reine el amor y que ames mucho a tu pareja, que le demuestres a diario tu amor y que de él nazcan mis nietos, concebidos con la misma ilusión con que hoy nos llegas tú. Que ellos vean en tu vida un ejemplo de dignidad, respeto y trabajo tesonero que se convierta en su estrella y su ruta de vida.
¿Hijo mío, te equivocarás? Sí, espero que no tantas veces como yo, pero sí, recuerda que lo importante después de cada caída es levantarse, aprender la lección y seguir adelante con la firme intención de mejorar; se aprende más de los fracasos, no hay nadie que no los haya tenido.
Pido a Dios todos los días salud, energía, sabiduría y trabajo bien remunerado para poder darte a ti y a tus hermanos todas las cosas buenas que tiene la vida, pero ante todo pido la oportunidad de poder compartirles mis experiencias, mis consejos, mi ejemplo de trabajo y los valores que profeso para que sean siempre personas de bien.
Cuando los años pasen y ya no esté nunca más junto a ti, quisiera ser recordado como un hombre que vivió a plenitud y que siempre te amó infinitamente, y no importa donde me encuentre velaré por ti, bendeciré tus pasos y podré descansar en paz si veo que tu vida y la de los tuyos son una parte digna de la creación de Dios.
Hijo mío, hoy has nacido, hoy soy feliz.