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Marco Urbina Construyendo el futuro
Miércoles 15 Febrero 2017 Marco Urbina
Lo más extraordinario de la vida es que aún el próximo minuto es un renglón en blanco que se puede escribir de múltiples maneras y que está en cada uno de nosotros decidir el contenido final de esa historia que llamamos vida.

Cuántas veces he escuchado decir “que bonito sería poder predecir el futuro”, todos deseamos hacer que sea previsible, esto nos calmaría la ansiedad porque reduciría la incertidumbre. Esto sería maravilloso si el futuro fuera siempre bueno, pero que terrible sería conocerlo si este fuera malo.

El primer esquema de futuro es el  “producido”, que es el resultado  del encadenamiento de una serie de acciones que enmarcan una ruta hacia un objetivo, este es el que tiene mayor probabilidad de éxito, es el caso del Planeamiento Estratégico de una empresa o de una obra de arte resultante de la intersección en el tiempo de un lienzo, pintura, pinceles y un artista.

La anterior sería la versión más sencilla del futuro, sin embargo, hay otros futuros generados a partir de la coincidencia tiempo-espacio de elementos o situaciones fortuitas que comúnmente llamaríamos “casualidad”  que agrupan una serie de condiciones que se complican y generan algo total o parcialmente diferente de lo planeado.

También existe el futuro “al azar” que es aquel auto-generado sin explicación de causa y efecto. Este último es el que atenta contra las teorías de la organización y el planeamiento y es el que genera resultados totalmente inesperados y contradictorios.

Haga ejercicios sencillos como tomar un día en la agenda y escribir previamente todo lo que va a suceder ese día según sus costumbres y rutinas y trate de cumplirlo al pie de la letra, al final del día se sorprenderá de la cantidad de modificaciones que hubo que realizar para cerrar un día medianamente apegado a lo preestablecido.

Otro día haga todo lo contrario, no planee nada y salga a vivir su día anotando todo lo sucedido sin haberlo planeado. El cruce de estos resultados le dará una idea de las cosas que puede controlar y sobretodo de aquellas que vale la pena esforzarse por lograr.

Algunos dicen que el futuro de cada ser lo define un programa en el cielo, al que se le inserta un código que se genera con la concepción de cada bebe; y que al azar en ese instante, tira una hoja de ruta que se cruza con todas las hojas de ruta simultáneas y de región geográfica coincidentes de otros bebes, para establecer un “destino” individual que se ajusta periódicamente.

Lo cierto es que la realidad más cercana al raciocinio humano está amparada en el futuro “producido”, aquel que está en nuestras manos y que debe ser bueno si somos personas de bien, que planificamos adecuadamente nuestras vidas y nos esforzamos todos los días por prepararnos mejor y dar la mejor versión de nosotros mismos en todas las actividades en que participamos, sean estas personales, familiares, comunales o laborales.

Sin embargo, esto nos confina en el estrecho  espacio de que lo mejor que nos puede ocurrir, es una modificación positiva de lo que hemos sido en el pasado y que la construcción del futuro sólo se realiza sobre la ficción de que los futuros “producidos” son los únicos deseables y convenientes, dando paso a la limitación de la innovación y la libertad creativa.

Esta vía de construcción de futuro se parece a la de un jugador de ajedrez que tiene una estrategia establecida y que en cada movimiento busca hacer lo más apropiado por mantenerse dentro de su esquema y considera que cualquier desviación es un error inoportuno que debe evitarse en la medida de lo posible.

Otros pensamientos más versátiles se acercarán más a la teoría del “azar” y se verán como facilitadores de sus vidas, atreviéndose a aplicar procesos más abiertos que permitan la innovación, la aventura y la obtención de resultados diferentes. Este tipo de personas son las que creen que el futuro pertenece a aquellos que creen en la belleza de sus sueños.

Para cada uno de nosotros la forma de  construir el futuro es una decisión que debemos tomar cuanto antes, sin olvidar que este comenzó ayer y que cada vez avanza más rápido hacia nosotros. Lo más importante es verlo con optimismo y saber que para todos el futuro comienza cada mañana.

Aunque no sepamos lo que nos deparará, debemos hacer siempre algo a favor de los demás, esto nos traerá beneficios  seguros.

En sus manos está decidir cómo quiere construir su futuro.

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