A través de los años he confirmado que las enseñanzas más significativas para mi vida diaria las recibí en mis primeros diez años y al igual que Facundo Cabral la mayoría de las cosas importantes las aprendí de los consejos de mi madre, la niña Luchy (qdDg).
Mi madre siempre fue educadora y como para muchos de nosotros, mi mejor ejemplo en la vida. Sin ser Master en Finanzas sus consejos financieros me han sido muy útiles hasta hoy.
El primero de ellos es “Nunca ponga todos los huevos en la misma canasta”, los entendidos llaman a esto diversificación del riesgo, pero en palabras de doña Luchy esto se resume en que si algo sale mal y uno tiene todos sus recursos en un solo producto se perderá todo, por lo que lo recomendable es tener un poquito aquí y un poquito allá, algún dinerito en efectivo al alcance para cualquier necesidad y el resto en alguna inversión que produzca un rendimiento mejor. Ella guardaba algo de plata por distintos puntos de la casa y cuando necesitaba siempre había.
El segundo de los consejos financieros que recuerdo es “Nunca gaste lo que no ha recibido”, no importa que tan seguro se sienta de que el negocio está realizado o el ingreso va a llegar, no lo gaste hasta que lo tenga en su bolsillo, porque si por alguna razón el ingreso no llega y usted ya lo gastó habrá incrementado sus deudas y puesto en peligro su paz financiera. Recuerde siempre “paz en sus finanzas es paz en su hogar”.
El tercero es “Nunca gaste más de lo que gana”, el que gasta más de lo que gana jamás vivirá en paz, uno debe acostumbrarse a vivir con lo que gana y estudiar mucho y prepararse siempre para ser más productivo y tener mejores oportunidades que le permitan vivir mejor. Pero hasta no estar en ese nuevo nivel manténgase ubicado dentro de lo que puede gastar. No se desubique ni quiera aparentar lo que no es.
El cuarto consejo y que es el que me motiva a escribir este artículo tiene que ver con la forma de gastar lo que ganamos y es el siguiente “todo lo que gane divídalo en tres partes": 1. La de cubrir necesidades y responsabilidades, 2. La de ahorrar y 3. La de dar”. En aquellos tiempos mi madre usaba un ejemplo muy sencillo, si usted gana doscientos mil al mes, ahorre todos los meses veinte mil, eso le permitirá al final de cada año tener ahorrados más de doscientos mil o lo que es lo mismo usted habrá ahorrado otro aguinaldo, este ahorro lo salvará de cualquier emergencia o necesidad inesperada o le permitirá darle a su familia un gustito cada año. De esos doscientos mil al mes viva con ciento sesenta mil que le sirvan para cubrir todas sus necesidades y responsabilidades, o sea ajústese a vivir con este presupuesto hasta que se haya preparado académica y técnicamente para aspirar a un salario mejor. Finalmente los restantes veinte mil deben ser para “DAR” y es este gasto o inversión realmente en el que quiero profundizar, dar a quién?, por qué?, cuándo? y cómo?.
Mi madre siempre me ha dicho, “el que da siempre tiene” y no hay que esperar una catástrofe natural para que nos aflore el sentimiento de solidaridad o llegar a la esquina donde siempre está el mendigo para darle unas monedas que nos sobran. La necesidad está normalmente más cerca de nosotros de lo que la vemos, generalmente está al lado nuestro en la cama, o en el dormitorio del frente, o en la casa del vecino o en el escritorio de al lado o en el compañerito de nuestro hijo.
Pocas veces conocemos realmente cuál es la situación de nuestros padres, de nuestros hermanos, tíos, sobrinos y demás familiares o de nuestra familia política o de nuestros compañeros de trabajo con los que compartimos la mayor parte del día o de la vecina de al lado.
Lamentablemente, nuestra comunicación con las personas más cercanas generalmente es tan superficial que a veces están pasando una gran necesidad o una crisis de salud y no nos damos cuenta. Es por esto que hoy les hago un llamado para que nos esforcemos en conocer la situación real de nuestros familiares directos y políticos, amigos y vecinos porque la oportunidad para dar y para ayudar está más cerca de nosotros de lo que creemos.
Dar no debe ser tan sólo de dinero en efectivo, dar puede incluir ayudar a colocarse a alguien en un nuevo empleo, ayudar a capacitarse en una actividad o a realizar un proyecto.
Durante muchos años he visto a mi madre correr de un lado para otro con el fin de lograr que un vecino o un ex – alumno reciba una oportunidad para una entrevista o mejore su presentación personal y hoja de vida o para separar a un padre abusivo de sus hijas maltratadas o para conseguir un subsidio permanente para una viuda enferma y con niños pequeños, sin esperar nada a cambio y simplemente con el deseo de ayudar.
Pero para ayudar primero tenemos que conocer la realidad de las personas, primero tenemos que interesarnos en saber su verdadera situación, normalmente los seres humanos queremos vernos mejor de lo que realmente estamos o como dicen, nadie sabe la procesión que llevamos por dentro y eso nos dificulta conocer la situación de otros o que ellos conozcan la nuestra.
Sin embargo, normalmente, la gente percibe el deseo sincero de colaboración y es más abierta con los que muestran interés en ellos. Muchas veces sólo saber escuchar es de gran valor para los demás.
La oportunidad para dar siempre está cerca y es una de las actividades más enriquecedoras y satisfactorias para el ser humano y un gran ejemplo para nuestros hijos. No desperdiciemos la oportunidad de interesarnos y de servir a los demás, conozca al que está a su lado porque el que da…recibe.